miércoles, marzo 29, 2006

¿VILLANOS,INOCENTES,VÍCTIMAS O HÉROES?(a propósito de los desaparecidos y demás reprimidos por la dictadura militar)

Respecto a los reprimidos por la dictadura en calidad de "desaparecidos" , asesinados, presos, torturados, etc. , existen, o han existido distintas caracterizaciones.
Esas distintas caracterizaciones han tenido por fundamento dar sustento a distintas visiones "histórico-políticas" del período y el accionar que en consecuencia adoptaron los diferentes actores.
Lo que en principio cabe preguntarse es ¿Cuál es el sentido de hacerse esta pregunta?. Digamos que hoy en día el único sentido que esta pregunta posee es el de indagar en aquello que vale la pena ser imitado y aquello otro que debe ser dejado de lado, ya que ninguna de las caracterizaciones que se hagan atenúan en lo mas mínimo el repudiable y criminal accionar del terrorismo de Estado.

LOS VILLANOS QUE DEBIAN SER ANIQUILADOS.

Esa es por supuesto la versión de los represores, y no sólo de los de uniforme, también es la de los políticos cómplices.
Porque el decreto firmado por Luder, Caffiero, y Ruckauff que ordenaba "aniquilar" a la "subversión", o el "guerrillerismo fabril" de Ricardo Balbín era el reflejo de lo que la clase política pensaba respecto del tema.
Porque la caracterización de Videla como un "general democrático" no era exclusiva del Partido Comunista Argentino, sino de toda la clase política.
Era también el concepto que tranquilizaba a buena parte de la sociedad civil que con el "algo habrá hecho" justificaba su pasividad.
Según esta visión maniquea los desaparecidos y los presos políticos, no eran otra cosa que pérfidos y desalmados que colocaban bombas en sitios públicos y que debía ser masacrados sin piedad, no sólo para castigar su accionar presuntamente deleznable, sino también para evitar que le impongan al país un régimen comunista.
Esta calificación no merece mayores comentarios salvo observar que no debe ser subestimada porque la mayor parte de la sociedad creyó en ella en su momento, y la reproduce ante diversas circunstancias. Pertenece a la lógica de la "peste" y del "enemigo interno" que aconseja alejarse del "apestado", o que propone el sacrificio purificador como forma de expiación, y que transforma a cada semejante en un "sospechoso".


LOS PEREJILES INOCENTES

Como contrafigura de la versión anterior surge esa otra que pretende demostrar que los desaparecidos y presos políticos eran "perejiles de superficie", o militantes "naif" o en algún caso ni siquiera eso, que eran secuestrados indiscriminadamente por las fuerzas armadas en su desforada vorágine represiva.
Eran según esta visión, adolescentes que iban a alfabetizar barrios carenciados, o que luchaban por el boleto escolar, delegados de fábrica, o simples delegados sindicales de diversas filiaciones políticas, pero en ningún caso guerrilleros.
Se podía tratar a lo sumo de militantes territoriales de organizaciones que podían poseer alguna conexión con las organizaciones guerrilleras, pero eran, según este punto de vista gente desarmada.
Según esta visión también, y parafrasenado el "algo habrán hecho", se podría decir en este caso que "no habían hecho nada" y que eran "injustamente" represaliados.
Fue la visión inicial de los organismos de derechos humanos. Tendía a conmover la visión de una sociedad que había consentido la represión ilegal, y a vencer esa sensación de "ajenidad" que sosteneía el ciudadano medio respecto de los desaparecidos. Los organismos de derechos humanos hacían lo que podían y difícilmente hubiesen sido escuchados de sostener una posición mas rigurosa
Un nuevo argumento cerrado, perfecto y tranquilizador surgía como corolario de esta caracterización: la teoría de los "dos demonios".
Entonces, y según esa caracterización el país había sido azotado por dos extrañas fuerzas maléficas que la habían sometido a una guerra delirante a la que mayoría de la ciudadanía era ajena.
En ese esquema los desaparecidos y presos políticos eran parte de esa ciudadanía mayoritariamente pacífica, ya que eran sólo militantes de superficie, porque los jefes guerrilleros se habían puesto a cubierto, por lo que la represión era un dispoditivo sádico destinado a gente inocente.
Del otro lado estaban los dictadores militares, y en el medio los ciudadanos que desconocían absolutamente lo que sucedía por lo que no habían podido acudir en ayuda de las víctimas.
Demás está decir que esta teoría daba lugar a salidas "pacificadoras" como la obediencia debida, el punto final, o el indulto.

LOS HÉROES MÁRTIRES Y SANTOS.

Otras visiones canonizan a los desaparecidos y presos políticos confiriéndoles el status ora de santos, ora de mártires ora de héroes.
Según una primera aproximación, la víctimas del terrorismo de Estado serían los mártires que nos permitieron concluir con el ciclo de golpes de Estado en nuestro país.
Firmenicha afirma por ejemplo que todos los desaparecidos eran guerrilleros o poseían una vinculación muy estrecha con la guerrilla.
Otras versiones son los que consideran que eran los mejores de la sociedad y por eso los "desaparecieron".
En una versión extrema de esta teoría se afirma que "aquellos que se salvaron por algo será".

VICTIMAS EN DEFINITIVA

Todos los planteos anteriores son ociosos. Lo que seguramente son los desaparecidos es víctimas de una metodología aberrante de represión ilegal.
Porque no importa el status del detenido, guerrillero o no guerrillero, nada justifica la tortura y el asesinato masivo.
Ahora bien ¿cuánto hay de verdad en todos ellos?.
Porque toda gran mentira posee algo de verdad y viceversa.
Hasta la miserable justificación militar acerca del "demonio marxista" posee algo de verdad.
Existían grupos guerrilleros que tenían por objeto instalar un régimen de tipo socialista, en eso no hay ninguna duda.Y esos grupos guerrilleros tuvieron un alto predicamento en sectores de la juventud también. Pero para la época del golpe se hallaban prácticamente diezmados, y la instalación de un terror tan masivo y la prohibición de todo tipo de actividad política y sindical no estaba exclusivamente dirigida a los grupos guerrilleros. Estaba dirigida a toda potencial rebeldía contra un proyecto económico de pauperización y destrucción de la industria nacional.
Aquello de los "perejiles de superficie" y de la soicedad ausente de una falsa guerra civil únicamente imaginada por sus contendientes también tiene algo de cierto, porque el apoyo popular a la guerrilla aún en sus mejores momentos nunca fue mayoritario ni mucho menos.
Pero no es menos cierto que una parte de la sociedad no veía con antipatía las acciones guerrilleras cuando éstas apuntaban al regreso de Perón, y que esa misma sociedad avaló con su silencio y en ocasiones con su aplauso la represión ilegal mediante el "algo habrá hecho" y a cambio de los espejitos de colores de la "plata dulce" de Martínez de Hoz, no teniendo en cuenta que este aval era autodestructivo (demás está decir que en este aspecto la historia se repitió en la época de Cavallo).
También es cierto que "jugarse" por un proyecto de sociedad mas justo reflejaba calidades humanas superiores a los de la media de la sociedad argentina.
Pero ello no implicó que todos los represaliados fueran necesariamente los "mejores".
Se dice "eliminaron a una generación que hoy dirigiría al país y las cosas serían distintas". Eso es bastante relativo, comprobamos día a día como muchos sobreviventes se han reinsertado con éxito en el sistema, haciendo todo lo contrario de lo que predicaban entonces.
El haber sido víctima del terrorismo de estado tampoco puede ser exculpatorio de las canalladas del presente.
En fin, esto no puede terminar acá. Basta decir que algunas de estos argumentos que suelen estar presentes en los debates sobre el tema anulan la posibilidad de un debate serio, profundo, y que nos sirva para el presente y el futuro.













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