domingo, diciembre 26, 2010

El síndrome de Joaco del Garzo en la clase media argentina

En estos días se ha mencionado permanentemente a un  personaje del humorista Diego Capusoto  para aludir a los comentarios xenófobos que se han vertido aquí y allá: el cantante "facho" Mickey Vainilla quien resume y sintetiza todas las taras discriminatorias y los mas conocidos lugares comunes ultraderechistas.

Yo, sin embargo, me permito invocar a otra de las creaciones del mismo humorista: se trata del "cantante español" Joaco del Garzo, alguien que se parece mucho a Joaquín Sabina por lo que representa a un público mas amplio aún que el anterior, y puede en ocasiones, no obstante su impronta "progre" resultar tan xenófobo como el primero.

Aclaro en primer lugar, para no herir susceptibilidades, que Joaquín Sabina no me parece xenófobo, por lo cual, a lo que quiero aludir, es a la relación "público. personaje de ficción " que se plantea en el gag humorístico.

Joaco es un cantante que no hace mas que verter declaraciones despectivas para con el público argentino.

Se lo enfoca en un restaurante y desprecia la comida local, le preguntan por las mujeres argentinas y no hace mas ningunearlas con la mas misógina de las actitudes posibles y las hace salir "perdidosas" ante féminas de otros países, habla con un mozo del bar, le pregunta cuanto gana, y compara su salario en euros con el de un mozo español, sin atender al poder adquisitivo de una y otra remuneración en sus respectivos contextos.

Sin embargo, tras obsequiar una canción absolutamente despreciativa para con el público local, recibe una cálida ovación como premio.

Acá quiero detenerme para analizar lo que el artista me transmite con esta breve historia.

El público de Joaco no es "facho", puede ser, y es probable que sea, inclusive "progre", pero se siente compelido a aceptar los desprecios del cantante español, para no dejar de "pertenecer".

Menciono a Joaco, ya que las detestables acciones discriminatorias de los últimos días fogoneadas por personajes como Macri, Duhalde o Posse fueron caracterizados como "xenofobia" en general, o como "pobrefobia" sin distinción de pertenencia étnica o nacional.

Veamos que hay de cierto en uno u otro supuesto.

Se dice que es "pobre fobia" porque el rechazado no es el "extranjero", sino el "pobre" en general.

Desde ese punto de vista, el jujeño para las  mentes xenófobas, también es "boliviano" o el formoseño "paraguayo".

Al respecto podemos decir, sin lugar a dudas, que en la base de todo racismo suele estar el clasismo.

La discriminación contra el "afro americano", por ejemplo era también la discriminación contra el pobre cuyo único destino era el de ser "esclavo" y el de seguirlo siendo aunque la esclavitud estuviese legalmente prohibida.

Otro tanto podemos decir de la discriminación contra nuestros "cabecitas negras",  que no eran otra cosa que los pobres del interior.

Pero también se advierte que otros ciudadanos de países limítrofes que son pobres no se los suele discriminar en la misma medida que a paraguayos y bolivianos a pesar de ser pobres también, mientras que los inmigrantes de origen asiático se los suele discriminar a pesar de arribar al país con algún respaldo económico, o justamente por ello.

He observado terribles escenas de discriminación hacia coreanos o chinos que solían contrastar con el trato afable al turista europeo que en muchos casos se hospedaba en un hostel o "vivía" alegremente a alguno de los locales, que hasta parecían orgullosos de encontrarse en esa situación.

Los pobres uruguayos o brasileños, no reciben tampoco el trato que reciben los "pudientes" chinos o coreanos.

Observamos entonces que los "negros" de tierra adentro son también "extranjerizados" por las mentes xenófobas, mientras que los pobres uruguayos y brasileños no sufren ese destrato, así como si lo sufren los no tan pobres asiáticos.

No hablemos ya de la "misteriosa" desaparición de los afro argentinos que ha hecho de los afro descendientes, siempre que sean pocos y permanezcan poco tiempo en el país una suerte de "curiosidad zoológica" a la que le prodigan un trato falsamente "afectuoso".

¿Cual es el rasgo común de todo ésto?:

El "eurocentrismo", esa concepción que deposita la superioridad en lo "europeo" y que hoy adquiere formas mas que degradadas en un racismo que involucra a los otrora "despreciados" españoles, contentos de "pertenecer" a Europa, continente al que a pesar de su situación geográfica la "pertenencia" siempre les había sido negada.

Ese racismo puede tener formato "progre" como el caso de Joaco del Garzo cuyo público no sólo ovaciona sus desprecios, sino que es capaz de emigrar al país de Joaco para encarar allí los trabajos que aquí sólo aceptaría que hagan paraguayos y bolivianos.

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