jueves, enero 01, 2009

Interesante nota de un blog respecto de alternativas por izquierda dentro de la Revolución Cubana

Me permito transciribir este artículo tomado de un blog http://mirandoalsur.blogia.com/temas/cuba.php, que evidencia que las únicas alternativas a las limitaciones del socialismo no son las alternativas capitalistas:
Se trata de una nota del Diario La Jornada de México a Celia Hart Santamaría, cientista política cubana que opina al respecto


DEBATEN EN CUBA LA RENOVACIÓN DEL SOCIALISMO

Reivindican la figura de Trotsky.Buscan los jóvenes una alternativa de izquierda.Por Gerardo ArreolaCorresponsal - La Jornada, México D.F.La Habana, 5 de abril de 2005

"Hay una nueva generación de cubanos que, de forma desprejuiciada, se ha acercado a los valores de la revolución de octubre, a Trotsky, a Gramsci, a Lukács y a Rosa Luxemburgo", dice en entrevista Celia Hart Santamaría, impulsora del debate sobre el socialismo en la isla.Una nueva visión crítica del socialismo está empezando a debatirse en Cuba en medios académicos. Incluye la reivindicación abierta del revolucionario ruso León Trotsky y se ha puesto a remover la historia para explorar el futuro que espera en la isla a las nuevas generaciones. "Apenas estamos saliendo de la amnesia en que nos consumió la desesperación económica por la caída de la Unión Soviética", dice a La Jornada una de las animadoras del debate, Celia Hart Santamaría, física de profesión, quien renunció a su especialidad en la Universidad de La Habana para dedicarse a la investigación y la discusión políticas.

En el periodo especial (la crisis que siguió al colapso del socialismo) "las opciones que se buscaron, como la de los balseros, fueron desesperanzadas y sobre todo de derecha", dice Celia, graduada en 1987 en la desaparecida República Democrática Alemana (RDA), quien se mantiene como militante del Partido Comunista de Cuba (PCC). "Pero hay una nueva generación que, de forma desprejuiciada, se ha acercado a los valores de la revolución de octubre (de 1917, en Rusia), a los nuevos pensadores como Trotsky, (Antonio) Gramsci, (György) Lukács, Rosa Luxemburgo", agrega Celia.

Aunque los tres últimos autores se conocen marginalmente en Cuba, Trotsky aún es un desconocido. Durante una semana, en una reciente feria editorial, dos de sus obras se exhibieron por primera vez aquí. Pero cuenta Celia que dos artículos suyos se publicaron el año anterior en el diario Juventud Rebelde sin la mención que ella hizo del fundador del Ejército Rojo. "Creo que el gran desarrollo educacional de nuestro país ha permitido que este grupo de jóvenes, que no es mayoría todavía, logre integrarse y buscar una alternativa de izquierda", dice respecto al naciente debate. "Muchas veces los jóvenes no querían ingresar al PCC porque lo veían burocratizado.

Ahora yo creo que, sin que sean un partido, hay jóvenes que buscan en Cuba una alternativa de izquierda, que va a ser nuestra mejor defensa cuando ocurra que Fidel (Castro) ya no esté." Celia es hija de dos veteranos de la revolución cubana: Armando Hart, actual director de la Oficina del Programa Martiano, y la fallecida Haydée Santamaría. Ahora dirige el museo Abel Santamaría, dedicado a la memoria de su tío, otro de los iniciadores de la insurrección de los cincuenta. "La situación económica del país, con empresas mixtas donde hay de alguna manera propiedad privada, aunque sea extranjera, puede hacer que haya fuerzas restauradoras del capitalismo, como ocurrió en la Unión Soviética", señala Celia. Herencias de Octubre

La entrevista se realizó a raíz del seminario Las otras herencias de Octubre, que a mediados del mes sesionó en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y fue organizado por la cátedra Haydée Santamaría (el foro académico que ha ido articulando el debate), con el respaldo de la Asociación Hermanos Saiz (entidad gremial de jóvenes creadores). Celia dice que ese encuentro fue el primero que realiza este conglomerado universitario, paulatinamente cohesionado por una discusión que ella calcula que tiene no más de año y medio.

Señala que hace pocos años hubiera sido "impensable" reivindicar públicamente a Trotsky en Cuba y reseña su propio giro intelectual: "A mí me salvó mi padre para las ideas del socialismo. Cuando llegué de la RDA me entregó El profeta armado y El profeta desarmado (dos de los tres tomos de la monumental biografía del dirigente ruso, de Isaac Deutscher).

Yo no creía en el socialismo. Para mí no era una sociedad viable. Cuando leí a Trotsky y a Rosa me di cuenta de que no, de que aquello no era el socialismo. Que hay una nueva manera de hacer el socialismo, que el socialismo está por hacerse. Doy mil gracias de que se haya caído la Unión Soviética, con el dolor que me dan tantos camaradas muertos." Celia señala que el debate no tiene aún impacto en el PCC ni en su rama juvenil, la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC). "El estatus del partido es la inercia que le queda. Pero ya la cosa no está en tratar de reformar ese partido. La cosa está en formar estos grupos, en debatir primero las ideas, en ponernos de acuerdo y por supuesto no quedarse ahí. Lo que le espera a mi generación es muy fuerte: la manera en que nosotros podamos estructurar una revolución dentro de la revolución, una revolución que a lo mejor puede que fracase en Cuba, pero triunfe en Venezuela o en otra parte de América Latina.

" La difusión en un sitio electrónico trotskysta del artículo "La bandera de Coyoacán" fechado el 19 de diciembre de 2003, de Celia Hart, marcó la primera reivindicación pública desde Cuba de la figura y el pensamiento de Trotsky, a lo que siguió otro texto de la autora replicando a la tesis estalinista de que es posible construir el socialismo en un solo país. El seminario sobre "Las otras herencias..." fue una especie de tormenta de ideas, que cruzaron en numerosas direcciones la historia del pensamiento y la obra de la izquierda en el siglo pasado. "Pensar las herencias de la revolución rusa de 1917 en el siglo XXI, luego de una hegemonía casi absoluta del imaginario estatista dentro de las izquierdas y de la trivialización de la idea misma de revolución en las derechas y en la vida cotidiana, implica echar a andar una memoria crítica", indicaba la convocatoria, que invitó a examinar octubre "como un documento de cultura, sin olvidar que lo fue también de barbarie".

La Revolución Cubana en la Argentina (a 50 años de la Revolución)




Soy argentino, cubano, ...también latinoamericano (Ernesto Che Guevara 1964)




Cuba siempre sorprendió.


Nuestra Revolución Cubana, la de la Argentina fue cambiando de acuerdo al tiempo, pero siempre estuvo muy presente y a eso nos hemos referido en diversos posts.


Aquel 1º de Enero de 1959 reinaba en nuestro país el malentendido respecto de la Revolución Cubana.




Las sirenas de La Prensa sonaban festejando el triunfo de los barbudos, y los "gorilas" en general festejaban alborozados lo que suponían que era el derrocamiento del "Perón del Caribe", o sea Fulgencio Batista.


El peronismo, compartía el malentendido creyendo que en Cuba se había producido otra "Revolución Libertadora", en los cines los jóvenes peronistas silbaban a Fidel Castro cuando aparecía en la pantalla.




Ernesto Guevara era en la fantasía de muchas niñas de sociedad, un jóven de abolengo, buen mozo que se había "jugado" en contra de un tirano similar al que había sido "depuesto".


El Presidente del nuevo Gobierno Cubano Manuel Urrutia daba que pensar que el rumbo era el que esos conservadores suponían.


Cuando Fidel visitó por primera vez la Argentina, Frondizi lo recibía con frialdad (Frondizi todavía quería mostrar ciertos rasgos "antimperialistas" que desmintió en muy corto tiempo), mientras que los gorilas lo vivaban en forma entusiasta. Eso fue en Marzo, a los dos meses de aquel 1º de Enero.


No eran los únicos confundidos.


La opinión pública de Estados Unidos era altamente favorable a los barbudos. Los editoriales del New York Times hablaban de "esos jóvenes idealistas", aunque ya deslizaban algunas sospechas respecto del sesgo comunista de algunos sectores del movimiento.


El malentendido duró poco.


El Che le respondía en una carta a Ernesto Sábato, que la Revolución Cubana no era en modo alguno "libertadora", que mientras que en la primera las "sirveinticas" lloraban de tristeza, en la segunda lo hacían de alegría.


Los acontecimientos se aceleraron, al año la Revolución nacionalizaba la mayor parte de las empresas norteamericanas, poco después declaraba su carácter socialista.




Venía entonces la otra etapa, la de La Meca Revolucionaria. La de la Revolución que había demostrado que Yalta no era indestructible, que en Latinoamérica era posible una revolución, y que eso podía ser desatado por un grupo de muchachos decididos así no perteneciesen a un ortodoxo Partido Comunista.


Desde el vamos, la figura del Che hizo que hubiese argentinos muy próximos a la Revolución.


Primero John William Cooke, harto de los exilios de Perón en tierras de dictadores fascistas como el Santo Domingo de Trujillo, secuestra un avión dominicano de turismo y arriba a Cuba.


Desde entonces se inicia una relación estrecha con el Che, que le permite a este último profundizar en el carácter popular del peronismo, y esperanzarse en la posiblidad de una salida revolucionaria junto a ese movimiento, y a Cooke hacerse cada vez mas marxista y mas clasista.


También estaba allí un periodista fascinado por la figura del Che, Jorge Ricardo Mascetti, que abandona su vida "normal" en el suburbio coqueto de Adrogué para fundar en Cuba Prensa Latina, y llevar a sus amigos también argentinos Rogelio García Lupo y Rodolfo Walsh, y a su amigo colombiano Gabriel García Marquez.


A esa Meca Revolucionaria pregrinarán en los años siguientes muchos argentinos deseosos de imitar el ejemplo cubano.




No era distinto de lo que la Revolución Cubana simbolizaba para otros jóvenes del mundo, que parecían encontrar una alternativa por izquierda a la URSS, pero en el caso argentino la proximidad del Che va dando lugar a que otros argentinos se acerquen allí y conformen lo que luego en los 70 fue la vanguardia armada del proceso de movilización popular que se dió en nuestra tierra a raíz del retorno de Perón.




En aquel entonces la URSS podía ser denostada, pero Cuba, salvo para la derecha mas clásica y gorila, era siempre un ejemplo a ser tomado en cuenta, y gozaba para muchos sectores de ese encanto del que goza todo lo demonizado.




Los 70 concluyen con la Revolción Nicaragüense, un camino distinto al de la Revolución Cubana, pero de indudable inspiración en ésta al menos en sus comienzos.




Cuando la Guerra de Malvinas, también nos quedó claro de qué lado estaba la solidaridad, sin que por ello se aplauda el criminal delirio de Galtieri y sus acólitos.




Cuba a comienzos de los 80 también comenzaba a insinuarse entre nosotros en la forma de la Nueva Trova.




Silvio y Pablo, cuando por primera vez vinieron a la Argentina, ya eran conocidos por la mera difusión de cassettes eternamente reproducidos, y de guitarristas que sacaban sus canciones y sus punteos para reproducirlos en interminables fogones, junto a otras piezas de nuestro rock nacional.




Entonces Fidel pregonaba aquello del No pago de la deuda externa, pero comenzaba la Perestroika, la URSS terminaba cayendo, y finalmente el Sandinismo también caía derrotado en Nicaragua.




En los 90, el famoso 1 a 1 (un peso un dolar), le permitió a muchos argentinos de clase media viajar a la isla y comprobar lo que allí sucedía con sus propios ojos.




Era la dura época del "período especial", la de las "jineteras", la los muchachos que en las calles de La Habana pedían un dolar.




Menem había elegido a Fidel como enemigo para ejercitar su obsecuencia hacia Estados Unidos, Fidel no se daba por enterado.




Allí entonces comenzaba la polémica, ahora sí frente a una Cuba desmistificada.




Pero algo igualmente fascinaba. No había ya leninismo en el mundo, no había ya Unión Soviética, pero esa islita del Caribe se seguía sosteniendo.




Llegó la crisis del 2001 en la Argentina y aquello de los "lambebotas" y de "¿Que no haría nuestra revolución con los recursos con los que la Argentina?". Entonces una vez mas sobrevino la vergüenza




El siglo XXI deparó algunas sorpresas:




Una Latinoamérica distinta y mas independiente, revoluciones de nuevo tipo como las de Ecuador, Venezuela o Bolivia, y Cuba allí sobreviviendo.




Y hoy ¿Que es Cuba para nosotros?




No es la Meca, tampoco lo contrario.




Alguien lo definió bien:




Es el infierno para las clases altas, el purgatorio para las clases medias, y el paraíso para los humildes.




Son los balseros, verdad, la necesidad de mayor pluralismo (pero la presencia de una democracia directa inexistente entre nosotros).




Es el leninismo antigüo, pero también es el lugar en el que gente como Mariela Castro Espin, impulsa que se desande el camino discriminador contra los homosexuales, de la forma en que por ejemplo no se hace en muchos estados de Estados Unidos.




Es un lugar modesto, austero, pero sin hambre. Es un lugar con desigualdades, pero no insultantes, sin indigentes ni millonarios.




Es ese lugar donde faltan muchas cosas, pero no salud ni educación.




Pero es, sobre todo, el lugar que con todos sus errores, permite demostrar que existe la posibilidad de una vida y de valores distintos, y es sobre todo ese lugar donde nunca va a faltar una abrazo, una mano cálida, la solidaridad