domingo, enero 16, 2011

María Elena Walsh algunas impresiones, y un recuerdo personal o Dame la mano y vamos ya



Se habló bastante sobre Marìa Elena Walsh ante su fallecimiento.

Es lógico, pasa con ella como  con cualquier persona que como ella nos da señales del paso del tiempo, nos cierra un ciclo.

En particular quiero detenerme en lo que se ha dicho sobre sus opiniones políticas, a veces catalogadas como valientes y anti dictatoriales, y otras como simplemente "gorilas".

Al respecto diré que eran "contradictorias", pero que reflejaban en muchos casos, de forma mas elaborada, el "sentido común" de cierta "intelligentzia", y, en particular, de cierta "clase media".

Es bueno reconocerlo como para mirarnos al espejo, y como para reconocernos en esas contradicciones que no son ajenas a lo que sucedió en nuestro país.

Se llama la atención sobre un artículo "Desventuras en el país jardín de infantes" del año 79, escrito en el suplemento cultural del Diario Clarín, que fue considerado en su momento, como una valiente denuncia anti dictatorial en favor de la libertad de expresión.

Se llama la atención sobre este párrafo justificatorio en apariencia de la represión ilegal:

"Que las autoridades hayan librado una dura guerra contra la subversión y procuren mantener la paz social son hechos unánimemente reconocidos. No sería justo erigirnos a nuestra vez en censores de una tarea que sabernos intrincada y de la que somos beneficiarios. Pero eso ya no justifica que a los honrados sobrevivientes del caos se nos encierre en una escuela de monjas preconciliares, amenazados de caer en penitencia en cualquier momento y sin saber bien por qué."

Es bueno entonces señalar el contexto.

* * *
Hay diferentes dimensiones en este artículo para analizar:

La implicancia personal de la autora, el medio utilizado, y el "sentido común social" de aquel momento, o el "consenso" existente alrededor de ciertos temas.

María Elena Walsh pertenecía a ese sector de la intelectualidad que se sentía "asfixiado" por el primer peronismo, por lo que, igual que Julio Cortázar( ícono posterior de la izquierda latinoamericana), optó en los 50 por el auto exilio parisino.

Demcrática, "liberal" (en el sentido europeo y no local del término), era feminista, vivía libremente su orientación sexual (aunque con cierto "pudor victoriano" como ella lo definía), y detestaba la hipocresía y la moralina católica imperante.

Como buena representante de esos sectores medios, luego de 18 años de Aramburus, Onganías, y proscripciones, terminó reconociendo los logros sociales del peronismo sin hacerse peronista jamás.

Sus canciones para chicos eran las primeras en el país que no trataban a los infantes como "sub normales"  y sus canciones para adultos trataban temas que eran inconvenientes para los censores, aunque mas desde un punto de vista ètico que ideológico.

Para una dictadura militar que había prohibido a la "matemática moderna" y a autores de cuentos infantiles como Laura Devetach, María Elena era parte de aquellos que habían "envenenado" las mentes juveniles, alejándolas de los "valores tradicionales".

En el 78 decide dejar de cantar asustada por la censura y las persecuciones.

Este artículo del año 79 es básicamente un artículo contra la censura y a favor de la libertad de expresión que, de acuerdo a la opinión de Walsh, no se debía limitar, ya que "la lucha anti subversiva" ya habría concluido para ese entonces.

* * *
La nota era del Suplemento cultural del Diario Clarín.

Visto con ojos actuales, y después de conocer los detalles (algunos al menos) del affaire "Papel Prensa" y de lo que ello implicó en el papel del matutino en la dictadura, hoy leemos esas líneas con otra suspicacia.

Pero entonces ese era la opinión predominante aún en sectores pretendidamente "progresistas".

No hacerse cargo hoy es tanto como no querer reconocer nuestro papel como sociedad en el infierno que vivimos, algunos en forma directa y literal, otros cuando advirtieron el estado en que había quedado el país y como los afectaba.

Sin embargo entonces, en el año 79 recién comenzaban a advertirse las primeras fisuras en el muro dictatorial.

Clarín empezaba su clásico juego, el que repitió con los gobiernos constitucionales, de desgastar, y comenzaba tímidamente a abrir sus páginas a algunas voces disidentes.

Recuerdo que la pro dictatorial revista Gente se comenzaba a quejar de nimiedades tales como ¿Por qué no funcionan los ascensores de Tribunales?, que La Prensa se quejaba desde la derecha de la dictadura por "no aplicar legalmente la pena de muerte" (lo que le significó un célebre "manoplazo" a su periodista Manfred Schöemfeld) ,y que la revista Humor comenzaba sutilmente a satirizar figuras de la farándula y criticar la mediocridad televisiva para así gradualmente avanzar sobre temas políticos.

En aquel clima Clarín que había trabajado arduamente para justificar (como toda la prensa) la represión ilegal comenzaba a criticar algunos aspectos vinculados con la censura y con la política económica.

* * *
El argentino medio estaba de acuerdo con la represión ilegal, y esto no sólo involucraba a la clase media sino también a buena parte de la clase obrera y sectores populares.

Probablemente no quisiera darse cuenta acerca de sus detalles mas escabrosos, pero la represión se hallaba naturalizada.

Se había generado una suerte de consenso mediático similar al del menemismo pero al revés, ya que mientras en la época de Ménem se decía que "el modelo económico era perfecto", y que lo malo era la "corrupción política", en la época dictatorial los medios hegemónicos decían que "la lucha anti subversiva había sido necesaria, pero lo malo era la política económica".

Este consenso "anti subversivo" abarcaba a casi todo el espectro político.

Se suele recordar el "Videla democrático" del PC que fue objeto de una auto crítica que  junto a los acontecimientos internacionales de público conocimiento de la década del 80 lo llevaron a ese partido político  a una expresión mínima.

Sin embargo no se recuerda por ejemplo, que los trotkystas de Nahuel Moreno (luego MAS, PST, MST etc) hablaban de "dicta blanda, que el justicialismo salvo el afectado por la represión por pertenecer a formaciones guerrilleras, aportaba su colaboración mediante intendentes, sindicalistas cómplices, y que veían mal el derrocamiento de Isabel, pero no el combate a los "imberbes", y que prueba de ello era que el candidato ïtalo Luder en el 83 dijo que iba a ratificar la "autoanmistía de los militares, que en el radicalismo Balbin había viajado a la "Internacional Socialista" para "aclarar puntos sobre el gobierno militar,y que Alfonsin no obstante pertenecer a la Asamblea permanente por los Derechos del Hombre solía negociar con su compañero del Liceo Militar Albano Harguindeguy y que llegó a proponer en plena Guerra de Malvinas un "gobierno cívico militar de transición con Illia de Presidente y él como Ministro del Interior".

Sí había personalidades de todos los sectores (menos los de derecha mas rancia desde ya),interesados en los derechos humanos, desaparecidos de casi todos los partidos mencionados en el párrafo anterior (menos de la U.C.R salvo por el caso de Hidalgo Solá y de Mario Amaya), y que sobre todo los familiares de desaparecidos y la Madres, entonces mas que clandestinas para la "opinión pública" eran quienes soportaban el peso de la lucha anti dictatorial ( en lo que hace al "terrorismo de Estado", porque hubo sí paros de sectores de la clase obrera contra el plan económico pero el primer paro general fue recién en ese año 79).

El terrorismo de Estado comenzó a cuestionarse desde los grandes medios cuando la represión empezó a afectar a personas del establshment como Elena Homberg, el ya mencionado Hidalgo Solá o Edgardo Sajón, y allí fue cuando buena parte de la ciudadanía alegó ignorancia e inocencia, dando pie a la "teoría de los dos demonios" que hasta el momento de la carta de María Elena Walsh era uno sólo para las mayorías.

Tal vez pocos recuerden que por aquellos tiempos para defenderse Mercedes Sosa, censurada y exiliada,  decía no ser "corrupta" ni "subversiva".

* * *
María Elena Walsh no pertenecía a la generación de los 60 ni de los 70, sino a los que habían sido joven en los años 50 y adolescente en los 40.

En las postrimerías de los 60, como buena parte de esta "intelligentzia" no podía sustraerse al clima de época en el que la apretura democrática significaba el retorno de Perón a la Argentina y en el que al "sentido común" lo sobrevolaban ideas de izquierda y mas aún laudatorias de la Revolución.

Félix Luna, un intelectual radical, director de la revista Todo es Historia, alejada como se sabe de cualquier pretensión revisionista o de cualquier visión revolucionaria sobre nuestro pasado, escribía buena parte de las letras que interpretaba Mercedes Sosa, y le hacía cantar a la cantante tucumana que "la revolución viene oliendo a jazmín"

De esa época son muchas de las canciones de María Elena Walsh,  censuradas luego por la dictadura del 76.

Tal el caso de "Como la Cigarra" de 1972 y que cuando María Elena Walsh la cantó en 1975 dice que no llamó mayormente la atención.

En ese contexto aquello de "tantas veces me borraron tantas desaparecí" no tenía el mismo significado que tuvo luego porque la modalidades represivas ensayadas hasta entonces no contaban con la desaparición forzada como actividad principal, salvo por casos aislados como el del médico Juan Ingalinella o del dirigente sindical Felipe Vallese.

Pero como sucede con las obras de arte, estas cobran vida propia, y fue una versión del Cuarteto Zupay en un disco que homenajeaba a María Elena la que actualizó el tema, y lo resignificó.

Desde entonces, en toda Peña de la militancia política alguien entonaba el tema y pasó a ser un himno anti dictatorial, hasta que la célebre versión de Mercedes Sosa la hizo propia.

* * *

Y aquí va un recuerdo:

Se avecinaba el 30 de marzo de 1982.

En la Facultado de Derecho de la UBA existía y existe una biblioteca llamada "silenciosa" ya que allí no se puede hablar para diferenciarla de otra llamada "parlante" adonde sí se puede conversar.

El álbum del Cuarteto Zupay, también editado en formato de casstte comenzaba con "Canción de caminantes" y su verso "Dame la mano y vanos ya", le daba nombre al disco.

Esta canción contiene una emotiva línea que dice que " porque la vida es poco la muerte es mucha, porque no hay guerra pero sigue la lucha, siempre nos separaron los que dominan, pero sabemos hoy que eso se termina".

Una agrupación estudiantil ideó entonces una ingeniosa acción propagandística.

Alguien sacrificó un grabador a cassette que se dejó en un estante de la biblioteca silenciosa.

El cassette en su mayor parte estaba vacío pero al final venía la parte de Canción de Caminantes con los versos de los que hablábamos antes, y la voz de un locutor invitando a la movilización del 30 de marzo.

De repente se salieron de sus asientos unos cuantos falsos estudiantes, todos "pelilargos" y "barbados" para despistar.

Llamaron a Perisse, el decano que había entonces nombrado la dictadura y contemplaban entre todos absortos el grabador al que no se atrevían a apagar por temor a que se "autodestruya" como en la serie "Misión Imposible". 

Una impactante bandera colgada de la ventana de la biblioteca invitaba a la marcha mientras los desconcertados servicios de inteligencia y el decano seguían parados frente al grabador.

Con esta escena va mi recuerdo a María Elena que fue sin dudas valiente aunque veces no estuviéramos de acuerdo, que alegró nuestra infancia, y que nos permitió cosas como ésta,.

Que fue también contradictoria como los somos cada uno de nosotros.

Quien quera escuchar Canción de Caminantes puede clickear el original