sábado, febrero 14, 2009

40 años del recital en la terraza


He puesto mi genio en mi vida,

en mi obra tan sólo mi talento (Oscar Wilde)



Estamos asistiendo desde hace dos años a la recordación del cuadragésimo aniversario de distintos acontecimientos.


Es que los años 67 a 70 fueron pródigos en acontecimientos.


Durante esas fechas transcurrieron los últimos años de Los Beatles como grupo, una de las aventuras musicales mas impactantes del siglo XX. Esos años fueron paradójicamente los mejores del grupo, que se había ausentado de los escenarios desde 1966.


El recital de la terraza, sin embargo, recién fue conocido un año y medio después con la difusión del film Le it Be, y con la edición del disco respectivo.


Dicen que al hecho lo precedió una fuerte discusión entre los mienboros del grupo:


Paul era partidario de retornar a los escenarios, John y Ringo se mostraban apáticos, y George, temeroso de una reedición de la beatlemania era un decidido opsitor.


Habían intentado volver en un colisieo romano en Trípoli, en otro de Marruecos, y habían reservado una fecha en el Roundhouse de Londres.


George casi abandona la banda y logra imponer sus condiciones: Que el retorno sea en la terraza de Apple Records, por ejemplo, y que se incorpore Billy Preston.


¿Que tenía aquello de sorprendente? ¿Qué tiene de perdurable?


Lo soprendente hay que verlo en el contexto de época, y en lo que a la banda en particular le había sucedido.


Los Beatles estaban intentando algo inusual para la épcoca:"el sello musical propio".


Eso los posicionaba como empresarios, artistas que se autogestionaban, y mecenas y caza-talentos. En los dos primeros roles fracasaron. Habían ganado mucho dinero, pero no eran buenos comerciantes, en el segundo su único descubrimiento perdurable fue el solista folk James Taylor.


Pero según Paul debían volver a los escenarios y debía ser de una forma recordable.



Una vez descartados los intentos anteriores George aceptó la terraza de Apple, el edificio desde el que John se burlaba cariñosamente de Tía Mimi en eso de que "con la guitarrita no vas a llegar a ningún lado".



Allí es donde lo cotidiano se volvía mágico.



Meses antes había sucedido lo del Mayo francés, y el "living theatre" era parte de las manifestaciones.

Soprender al mediodìa a desprevenidos transeúntes, sastres, abogados, y empleados administrativos era trangresor para la època.

Todavìa no se habìan difundido masivamente los grabadores a cassette y las ofocinas, o la calle eran lugares en los que la mùsica estaba vedadaLa banda mas importante de la hsitoria tocando en forma gratuita desde una terraza era realmente desconcertante.

Desconcertante y generoso al mismo tiempo.

Hoy en días con tantos eximios músicos tocando en la calle y en los subtes de todo el mundo, eso no resulta trangresor.

No se asocia a la sorpresa hoy en día, sino a la desocupación.

Pero entonces a meses de Woodstock, o del REcital de los Stones en el Hyde Park,y de las protestas en la cama del mismo John junto a Yoko, eso era un verdadero happening al aire libre, en un mediodía invernal.

Pero por algo perdura.

Perduran hermosas canciones tocadas no sólo en la terraza, sino también grabadas en el disco.

Perduran por ejemplo ese hermoso tema de John Don´t let me down, o esa otra delicada gema llamada Across the Universe.

Perdura el hiper entusiamo de Paul, dando rienda suelta a la faceta negra de su impecable voz con I´ve got a feeling, o ese aire de gospel que tiene esa canción de todos los tiempos, ese himno llamado Let it be, al que pueden acudir todos los solitarios del mundo en sus noches mas oscuras.

Perdura ese alegre y adolescente rock and roll llamado One aften nine o nine, ese rescate final de dos hombres que comenzaban a ser adultos como John y Paul de su propio y reciente pasado.

Perdura la sonoridad soul del piano de Billy Preston y dos inolvidables solos de George en One after nine o nine y en Let it Be, tan recordables como las canciones mismas.


Los Simpson homanajean el acontecimiento en un capítulo en el que Homero forma el conjunto ?Los Borbotones", que se despide cantando en la terraza del bar de Moe.


Los Beatles lo homnajean en su Antolog{ia de 1995 en el clip de Real Love, mostrando como sus instrumentos ascienden a la terraza de Apple.

Todo ésto lo hacían cuatro muchachos, que,para entonces no llegaban a los 30 y ya tenían mucha historia.

Y que como reza el epìgrafe buscaban hacer de su vida y de su obra una misma cosa

Hoy el hijo de John con 32 años es un incipiente músico al que se le conocen muy pocas obras, muy bellas, muy agradables pero pocas.

Valga esta comparaciòn entre aquella Juventud que irrrumpìa en el mundo y esta otra de èpocas de adolescencia tardìa.

¿Por qué habrá cambiado tanto?