domingo, junio 19, 2011

Mi viejo

Mi viejo no nació con el siglo, como dice la canción de Piero, pero sí nació en la primera mitad del siglo XX.
Le tocó, como a mi, ser padre a las cuatro décadas de vida, pero esa diferencia de edad (mas notoria en esa época respecto de los otros chicos de mi edad, no tan notoria hoy en día) no se notaba tanto como podría suceder con otros padres.
Mi viejo no se hacia el "pendex" para nada, pero era muy abierto para entender lo que a mi me gustaba, aceptar la música que yo escuchaba y transmitirme a su vez el amor que sentía por la música que él escuchaba, los libros que el leía, y las ideas que el tenia.
Lo recuerdo, por ejemplo, llamarme la atención cuando en mi infancia por la tele estaban los Gatos, o decir admirado al escuchar a los Beatles "pero si esto no es mas que buen jazz".
Me inculcó también el amor por Gershwin, Paul Robeson, y por ese ejemplo de vida y de músico llamado Osvaldo Pugliese.
Mi viejo era un bolche casi religioso, que como todo ser humano tenía sus contradicciones, pero, en su caso, sus contradicciones tenían que ver con el amor.
El aceptaba las mañas clase medieras de mi vieja que me enviaba a un colegio bilingüe, a pesar de ser un laburante y de costarle eso un tremendo sacrificio.
Tal vez haya influido en ello que había abandonado el secundario hostigado por una profesora arpía de inglés, de lo que se vengó ampliamente estudiando inglés por su cuenta y alcanzando un nivel sorprendente.
Mi viejo era culto, muy culto, era un laburante culto, autodidàcticamente culto.
El había sido un muy activo militante del PC cuando joven, que de grande se había replegado al cuidado de su familia, lo que vivía con un terrible sentimiento de culpa similar al de esos católicos que dicen "soy católico, pero hace mucho que no voy a misa".
Esa "religiosidad" lo hacía muchas veces acompañar los yerros de ese partido atribuírselo a personajes menores o intermedios del mismo, para no reconocer que venían de la misma dirección.
Fue siempre, sin embargo, consecuente con sus principios, lo que pagó, por ejemplo, con torturas por pelear por la autonomía sindical durante el primer peronismo, lo que inevitablemente lo distanció de ese movimiento popular, pero jamás lo transformó en gorila.
Recuerdan, por ejemplo, como advertía respecto de lo muy negativo que se venía, cuando se estaba incubando la "revolución fusiladora ", ante la sorpresa de algunos interlocutores quele preguntaban ¿Còmo opinás asì con lo que te pasó?
Y, en efecto, con la fuiladora seguía saltando paredes y huyendo de la cana.
Cuando los 70 no renegaba de los jóvenes, sino que, por el contrario coincidía plenamente con esa frase de Juan Domingo Peròn respecto de la "juventud maravillosa" ,pero jamás con aquella otra respecto de los "imberbes".
Lo recuerdo cierta vez, recogiendo un volante del piso, en la que alguna fracción de ultra izquierda criticaba duramente al Gobierno de Càmpora diciendo "éstos no entienden nada, atacan a los que no tienen que atacar".
No pudo,por haber padecido la picana en su propio cuerpo, votar a Peròn en el 73 (antes lo había hecho por Alende Sueldo) ignorando como buena parte del mundo de mitad del siglo pasado las atrocidades que en ese mismo momento cometìa Stalin
De todas formas lo escuché criticar amargamente como un error aquello del Muro de Berlìn.
Ponderaba a Fidel y al Che le reprochaba que "no hubiese escuchado cuando le decìan que no fuese a hacer esas cosas a Bolivia"
La "edad no se le vino encima de tanto venir andando" como diría Piero,  porque murió a los 57 años de una fulminante e imprevista enfermedad que probablemente viniera incubando y no nos quisiera comentar para no preocuparnos.
No compartía para nada lo que hacían los "montos" pero se admiraba de ellos cuando a la salida de un partido de fútbol en plena dictadura pintaban una pared recordándole a los espectadores que "mientras ellos miraban fútbol estaban pasando tales y cuales cosas".
Quiso creer ingenuamente que durante el mundial cuando la gente habìa salido a la calle "se iba a acostumbrar y no iba a querer volver a su casa"
Al revès de otros "viejos" de esa época me inculcó el respeto a las mujeres, nunca me transmitó la misoginia, nunca.
No me preparò para un mundo perverso, pero a veces prefiero esa "ingenuidad".
Despuès de su partida me enterè de cosas que me hiceron sentir mas orgulloso aùn de èl.
Algùn militante sindical telefònico me contò "que difìcl resultaba convencerlo de que no se expusiera cuando siendo Jeràrquico el igual querìa plegarse a una huelga" , una vecina me dijo como se puso a su disposiciòn (tal vez inútilmente) cuando la dictadura le había secuestrado una hija y otro militante gremial telefònico me dijo "¿Sabés, tu viejo era mi Jefe y me cubrió, me salvó la vida?"
Mi viejo no agarrò un fusil, no era un comandante, pero como tantos religosos que "no van a misa" hacía mucho mas que los que hipòcritamente rezan un ·padre nuestro".
¡Cuántos como él nos hubiesen hecho falta!












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