jueves, diciembre 31, 2009

Las contradicciones fundamentales




Parecen haber quedado atrás las épocas en las que gente como Mao Tse Tung distinguía en cada circunstancia histórica una "contradicción fundamental", un parte aguas que subsumía todas las demás cuestiones en una fundamental y abarcadora.

El mundo reticular, fragmentado, y dinámico que vivimos parece sugerir múltiples y continuos alineamientos según la cuestión de que se trate.

Tomemos tres temas que suelen mencionarse en la agenda como para discriminar quienes está a un lado y al otro según la cuestión.

Comencemos por la cuestión sindical:

En este punto, el modelo sindical de "un sindicato por actividad" parece estar sometido a un severo cuestionamiento que ha involucrado a la mismísma Corte Suprema de Justicia. que se expresa en estos términos:

"El artículo 41, inciso a, de la citada ley (se refiere a la 23551 de Asociaciones Sindicales) viola el derecho a la libertad de asociación sindical amparado tanto por el articulo 14 bis de la Constitución nacional como por las normas de raigambre internacional de las que se ha hecho mérito, en la medida en que exige que los delegados de personal y los integrantes de las comisiones internas y organismos similares previstos en el artículo 40 deban estar afiliados a las respectiva asociación sindical con personaría gremial y ser elegidos en comicios convocados por ésta".
En esta cuestión se alinean de un lado la CGT tanto en su vertiente "Moyanista" , cuanto en su versión "Barrionuevita", el PJ en todas sus versiones, tanto el oficialismo kirchnerista como el PJ disidente
 
Del otro la izquierda radicalizada acompaña el fallo y cuestiona a la CTA por izquierda, fenómeno que se ve ratificado con el surgimiento de nuevas expresiones como las Comisiones internas de Kraft y el Subte, la CTA reclama su personería, y el mundo empresario guarda silencio viendo como puede sacar tajada de una u otra situación.

¿Que posición adopta entretanto la derecha política no peronista (hay una derecha peronista no olvidar? . Así lo expresa el titular de la CTA Hugo Yasky:
"La nueva correlación de fuerzas que va a haber en el Congreso plantearía una paradoja: que quizá sean sectores de derecha y conservadores los que terminen levantando el guante del reclamo de la CTA".
Es que las acciones no poseen sentido per se.

La unidad del movimiento obrero puede evocarse con el sentido de hacer efectivas las reivindicaciones de la clase trabajadora o con consolidar un burocracia sindical que proscriba la disidencia para negociar con el poder económico y político traicionando los intereses de sus representados.

La libertad sindical puede ser invocada para profundizar las luchas sociales y el debate en el movimiento obrero, o para fragmentarlo y debilitarlo.

En la medida que la cuestión avance se verá que cariz toma, pero, mientras tanto, acá se advierte uno de los principales límites del kirchnerismo, en tanto "pejotismo:

* * *
Tomemos la cuestión de la "seguridad" , principal estandarte de la derecha política y mediática.

Acá tampoco el corte es tan preciso, y mucho menos puede ser enfocado desde un punto de vista en el que la divisoria de aguas sea el clivaje "kirchnerismo/antikirchnerismo"

En primer lugar porque el Gobierno de Scioli en la materia al nombrar a Stornelli, y seguir sus lineamientos se colocó en una sintonía similar a la de Macri. (no olvidemos que Stornelli fue el inicialmente propuesto por Macri para Ministro de Seguridad, siendo la opción de Monetenegro mas moderada en lo que hace a la aplicación del "manodurismo").

En segundo lugar, porque tal como escribiéramos en otro post todo este derrotero de concesiones a la policía provincial, improvisación y seguidismo de los desaguisados mediáticos concluyó en el absurdo y trágico caso Pomar.

El documento firmado por un amplio arco que llega hasta el Ex Gobernador de la Provincia de Buenos Aires Felipe Solá y que incluye desde los organismos de derechos humanos a todas las fuerzas de centro-izquierda, referentes radicales de peso y de la Coalición Cívica, las dos centrales gremiales con mas peso, académicos como León Arslanina, Raúl Zaffaroni o Marcelo Saín plantea una visión del problema que dista de la respuesta facilista y mediática.

Entre otras y muy importantes cuestiones se plantean:

Un concepto integral de la seguridad que abarque la seguridad social y laboral, el desactivar las redes del delito, la descentralización de las agencias policiales, la participación comunitaria, el mejoramiento de las condiciones de detención, el accionar oportuno de la justicia etc.

Vemos que en esta cuestión Scioli queda de aquel lado de la línea y con Solá se pueden compartir algunas cuestiones.

No todo, como se ve, está guiado por la demarcación que se produce a raíz de las elecciones.

* * *

Los derechos humanos también plantean una divisoria de aguas.

El aporte a la discusión del frustro ministro de educación porteño Parentini Posse da cuenta de toda una derecha prehistórica que con algunos matices pretende anmistiar los responsables del Terrorismo de Estado.

Allì están los aportes de Diego Guelar, los de Elisa Carrió, o los actualizados pensamientos de Eduardo Duhade invocando por enésima vez al Pacto de la Moncloa, como metáfora de la impunidad.

Allí no queda claro quien está de un lado y quién del otro.

Pero ¿no será a ésto a lo que se refieren los medios cuando hablan de "consenso"?

Acá sucede algo de vital importancia:

Condenar al Terrorismo de Estado, es condenar a la represión como opción para administrar el conflicto social, de allí el interés del establishment en que las causas contra los represores no avancen.

* * *
Analicemos ahora brevemente el debate económico.

Por supuesto que se trata de diversas corrientes que lo digan abiertamente o no, en todos, los casos defienden la distribución desigual del ingreso.

Hay primer grupo de "viudas de la convertibilidad" que desaprueban toda la política económica desde el 2002 en adelante.

Integran este grupo diversos gurúes de la City, representantes de organismos de crédito internacional, comunicadores varios y el ex Ministro Domingo Cavallo.

Este sector parece haber perdido la partida, pero reaparece cada vez que la clase media encuentra algún tropiezo, sobre todo cuando se hace evidente la existencia de un proceso inflacionario.

El contenido de el voto a Macri evoca algo de esa "nostalgia consumista", pero los que lo sostienen en el discurso no lo avalan con sus acciones, un tipo de cambio fijo y falsamente asimilado al dólar no tiene destino en las circunstancias actuales.

Hay un segundo grupo que considera que hay una suerte de "edad de oro" en la reciente historia económica argentina que sería el período en que Roberto Lavagna fue Ministro de Economía, y que todo se habría desvirtuado desde el momento en que, según du óptica "Nestor Kirchner" se habría decidido a adoptar personalmente la conducción económica, colocando en el ministerio a meras "marionetas" a las que les suministraba el libreto.

Un tercer grupo es el que defiende sin atenuantes el accionar del gobierno e interpreta que las últimas medidas mas allá de los resultados obtenidos son todas redistributivas y de sentido progresivo.

En todo este por ejemplo, el grupo Lavagnista cuestiona la Resolución 125 creyendo que sólo responde a una necesidad de caja, lo mismo dice de la reestatización de los Fondos de pensión, o considera, si bien no es un tema económico que la Ley de Servicios Audiovisuales responde a una necesidad de controlar los medios, tal como pretextan los grupos mongólicos involucrados.

Pero el trasfondo de estos planteos no deja de ser la necesidad de retornar a los organismos de crédito internacionales, cuestionando de esta forma el acceso al crédito brindado por la República Bolivariana de Venezuela al que se lo ataca por lo presuntamente elevado de su interés.

Olvidan quienes esto argumentan que Venezuela no tiene ingerencia en la política económica argentina y si la tiene el Fondo Monetario cada vez que facilita un préstamo.

En este último debate hemos tenido lavagnistas en cada etapa del gobinerno y en partidos de la oposición.

Allí está el campo pretendiendo no retornar en nada las utilidades que le ha generado la descontrolada explotación de la soja, el empresariado manteniendo la paridad cambiaria y pugnando porque no se deshaga todo el entramado de precarización laboral de los 90, y la clase media creyendo que sigue siendo clase media y añorando ilusiones.

Los parte aguas son varios, no hay una sola contradicción fundamental.







.