jueves, enero 28, 2010

Poder suave, poder hábil

Algo que no es nuevo, pero que ha sido conceptualizado, caracteriza a la "Era Obama":

Es lo que sus intelectuales orgánicos llaman "smart power" (poder hábil), o "soft power" (poder suave).

Detenerse a analizar estos conceptos es interesante, ya que implica advertir cual es la naturaleza de las relaciones de Estados Unidos con el resto del mundo, particularmente con Latinoamérica, en esta etapa, y que tiene de diferente respecto de la "era Bush".

El concepto fue acuñado en su oportunidad por el académico Joseph Nye

Nye escribió un libro en las postrimerías de la guerra fría llamado Soft Power, o "poder suave" que se puede leer clickeando el link.

Su tesis partía de un análisis de la realidad que según su visión hacía que el poder, tal como se lo concebía en su forma tradicional había mutado sustancialmente.

En primer lugar el poder se había vuelto "menos fungible", y para ejemplificarlo daba un ejemplo de "poder fungible": el caso de Federico Guillermo de Prusia.

El emperador germano acumulaba riqueza para adquirir tropas y con esas tropas se disponía a adquirir mas riqueza con lo que retro alimentaba el círculo.

Hoy eso no sucedería tan fácilmente y se verificaría, por ejemplo, en la existencia de estados débiles con un  importante poder nuclear, que jamás han podido transformar ese poder militar en riqueza material y viceversa, estados como Japón que luego de la Segunda Guerra Mundial adquirieron un gran poder económico y poseen un escaso poder militar.

La otra cuestión se da en la existencia de poderosos actores no estatales que se interrelacionan con los Estados como las compañías tras nacionales en un complicado entramado de intereses o de organizaciones ilegales como las dedicadas al narcotráfico.

Honda, por ejemplo, no es sólo una compañía japonesa, sino básicamente norteamericana, y el caso de estados débiles como Perú o Colombia frente a organizaciones dedicadas a actividades criminales implica que la "tradicional ayuda militar" no sería eficaz.

Las grandes deudas también harían poderosos a los deudores así como los problemas relativos a la pobreza, por lo que en este contexto su propuesta es la de ejercer un "poder blando", bastante similar a lo que Gramsci entendía por "hegemonía".

Los ejemplos de la difusión de la "cultura norteamericana" a través de los medios de comunicación y su poder de persuasión colocarían al gran país del norte en una inmejorable posición.

La metáfora que usa es elocuente, cual es la del padre que modela a sus hijos adolescentes de acuerdo a sus valores, y que por ende, no necesitaría controlarlos ni reprenderlos.

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Esto no es nuevo, pero se verifica mas acabadamente desde los años 60.

Los acontecimientos contra-culturales de esos años y la derrota de Viet Nam le hicieron tomar nota al imperialismo de la situación y así encontramos en Henry Kissinger alguien que ejerció por primera vez una combinación del "poder duro" (instigando a todos los golpes de Estado latinoamericanos" y "poder blando" (acuerdos con China, llegó a insinuar un acercamiento a Cuba).

Pero fue Jimmy Carter quien mejor ejerció el "poder blando", ya que a pesar de las críticas que recibiera por parte de los halcones de su país, fue en verdad quien le asfaltó el camino a su sucesor Ronald Reagan para "ganar la guerra fría".

Carter tomó nota de los reproches que siempre había recibido Estados Unidos de parte de la opinión pública mundial en cuanto "criticar las dictaduras comunistas" y "apoyar las dictaduras latinoamericanas".

Así inició su "política de derechos humanos", cuestionando  las violaciones a los mismos que practicaban las dictaduras latinoamericanas, mientras por otra parte sus ejércitos las sostenían y apoyaban, y propiciando los movimientos presuntamente "democratizadores" del Este de Europa con Solidarnösc en Polonia a la cabeza.

Como ejemplifica Nye en su libro, en 1979 EEUU jamás hubiese podido reponer al Sha en el poder como lo había hecho en 1953, Vietnam no había sucedido en vano, y Afganistán sería el Vietnam de la Unión Soviética.

Desde entonces los halcones invadirían pequeños países como Grenada, o sostendrían "conflictos de baja intesidad" como en Nicaragua, pero no volverían a las operaciones en gran escala al menos por un tiempo, para poner énfasis en la dominación cultural y económica.

Carter lo advirtió cuando dijo "les vamos a ganar con la televisión".

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Hay dos momentos en la historia de Estados Unidos con un fuerte "poder simbólico", a ellos se suele acudir según la política que se desea adoptar.

La Segunda Guerra Mundial es uno de ellos.

Dicen, por ejemplo, que al asumir Bush algunos documentos secretos de "think tanks" norteamericanos habían advertido que "necesitaban un nuevo Pearl Harbour".

Ese nuevo "Pearl Harbour" fue el atentado contra las "Torres Gemelas".

A partir de allí se inició todo una era de "hard power" (poder duro).

Huntington hablaba de "choque de civilizaciones" y ese concepto evocatorio de las cruzadas parecía guiar a la Administración Bush.

El otro momento que se suele evocar, dado su poder simbólico, son los años 60. y en particular, la lucha por los derechos civiles durante la Presidencia de Kennedy.

A ello acudieron los Clinton una y otra vez. Ese período, esta vez invocando la sombra de Martin Luther King parece abrir la era Obama.

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Cuando el músico Manu Chao dice que para él "Obama es una inmensa operación de marketing", no le falta razón.

El pueblo norteamericano, hastiado como nunca ante la crisis económica de la era Bush, necesitaba de una imprescindible renovación.

No es casual que los contendientes de la interna demócrata fueran una mujer y un afro descendiente.

Cualquiera de los dos que triunfase, sería el primero de su categoría en hacerlo en los Estados Unidos.

Hillary  Clinton, encuestas mediante, renunció a su candidatura, pero obtuvo el influyente puesto de Secretaria de Estado, desde el que comenzó a predicar en favor del "smart power" (poder hábil) y del "soft power" (poder suave).

Dijo entre otras cosas que "iba a lograr que el soft power se convirtiera en algo cool".

Si bien, atento a que la crisis continúa, en materia de política interna la administración Obama no ha cosechado logros, en materia de política exterior ha comenzado a poner en práctica el "soft power".

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El mas exitoso ejemplo de ejercicio del "soft power" hasta el presente ha sido Honduras.

En el caso, USA, condenó formalmente el golpe de Estado para apostar luego a las desgastantes negociaciones de Arias e Insulza, y concluir con las elecciones "ganadas" por Lobo, la amnistía de los militares golpistas y el virtual exilio de Zelaya.

En el resto de los países latinoamericanos que exhiban algún atisbo de cambio en sus políticas respecto de la secular dependencia de Estados Unidos, la actitud de las cadenas informativas ha sido mas que significativa.

El caso venezolano está por verse como concluye, pero la estrategia para haberse modificado respecto del fallido golpe de Estado de comienzos de los 90.

Mientras tanto el "hard power" (poder duro) se sigue ejerciendo en Afganistán e Irak.

¿En Argentina se estará ejerciendo el "sofr power"? ¿Qué actitud se debe adoptar ante esta nueva realidad?