miércoles, febrero 20, 2008

Un hombre, un siglo (sobre la renuncia de Fidel Castro)


Como referimos en otras oportunidades, el historiador Eric Hosbawn ha llamado al siflo XX el siglo "corto".

Dice el historiador inglés que en verdad empezó con la Primera Guerra Mundial o con la Recolución Rusa, según como se lo mire, en 1914 o 1917, y que concluyó con la caída del Muro de Berlín o de URSS en 1989-1991.

Fue el siglo dominado por las contradicciones entre capitalismo y socialismo.

Dice Immanuel Wallerstein que desde 1968 en adelante, cunde la el "desencanto" con los paradigmas del cambio social vigente hasta entonces.

Con Fidel y su renuncia parece cerrarse un ciclo. Un ciclo que cierra un protagonista del siglo XX que lo prolongó en su isla hasta entrado el siglo XXI alargando el "siglo corto" y un hijo del desencanto con las formas tradicionales de acceso al poder para "construir el socialismo".

Fidel es un protagonista del siglo XX y de eso no hay duda.


Lo es porque ha significado una pieza fundamental en la lucha entre capitalismo y comunismo, nada menos que a 150 km de la principal potencia capitalista del planeta.


Lo es también porque para Fidel, empeñado hoy en la "batalla de ideas", esa contienda jamás ha terminado, y segurmante tampoco terminará.


Para él nunca hubo "fin de la historia", y nada lo amedrentó, por lo que aún, desafiando todos los pronósticos sobrevivió y sobrevive a la Ex Unión Soviética, manteniendo un modelo "leninista" y cediendo sólo en lo que considera táctico y conveniente.


Pero es también un hijo del desencanto con el stalimismo y con la ortodoxia de los Partidos Comunistas por diversas razones.


Por su forma de acceder al poder, mediante la lucha guerrillera, desde un movimiento nacionalista, y en un país del tercer mundo.


Por defender la idea de "exportar la revolución", cuando la "coexistencia pacífica" soviético-norteamericana rechazaba esa fórmula y encubría la guerra fría.


Lo es también por apoyar en forma amplia todo movimiento de liberación nacional, prescindiendo de si era el "bendecido" por Moscú o Pekín.


Siempre se lo acusó desde las usinas medíaticas occidentales de obscecación y aislamiento, cuando en verdad demostró pilotear el régimen socialista mas sociable que pudo haber existido, y que no sin costos, supo rectificar los principales productos de la cerrazón dogmática.


Lo es ahora, cuando renuncia dignamente y no muere en funciones, como otros líderes comunistas.


¿Que deparará el futuro? No sabemos. Lo único que creemos que, tal como lo afirma el título de este blog, "las buenas ideas son las que sobreviven".