sábado, septiembre 06, 2008

JUVENILIA (acerca de la toma de colegios y de las becas en la Ciudad de Buenos Aires)



El día citado había una excitación fabulosa en el colegio; después de muchas tentativas infructuosas conseguimos escaparnos dos o tres y nos instalamos en la calle Moreno...Pero el rumor de lo que pasaba dentro nos hacía arder por penetrar en el recinto de la Legislatura. ¡Imposible! Entonces, de común acuerdo y comprendiendo que era allí donde se desenvolvían las escenas más interesantes, resolvimos reingresar al colegio y llegar a la Legislatura por las azoteas. Lo hicimos así, y a favor del tumulto que entre los claustros se notaba, ganamos el techo y como gatos nos corrimos hasta dominar el patio de la Legislatura (Juvenilia... Miguel Cané)


Hubo una vez, y hay todavía, un libro de lectura casi obligatoria en nuestros colegios secundarios, y de lectura obligatoria, sin casi, para ingresar al Nacional Buenos Aires.

Se trata de "Juvenilia" de Miguel Cané, una amena novela autobiográfica por medio de la cual el autor, entonces alumno del Colegio que había sido el Real Colegio de San Carlos, y luego el Colegio San Agustín, relataba el proceso por el cual pasaba a ser en épocas en que cursaba el Secundario el actual Nacional Buenos Aires.

Los acontecimientos narrados sucedían en la década del 60 del siglo XIX, durante la Presidencia de Bartolomé Mitre, quien de hecho no la ejercía porque se hallaba guerreando en el Paraguay.

Su Vice Marcos Paz,que ejercía la Presidencia, se le acerca al autor-protagonista, y lo consuela una noche en que víctima de una de las clásicas angustias adolescentes había abandonado el colegio del que era pupilo para hallarse de vigilia en un banco de la Plaza de Mayo de la todavía aldeana Buenos Aires.

Marcos Paz, Cané, y demás protagonistas de la novela formaban, o estaban llamados a formar parte de la clase dirigente de la Argentina. El otrora Real Colegio de San Carlos era, como se sabe, el lugar en el que se habían formado varios próceres de la Independencia y en el que se seguían formando otros dirigentes de la clase que gobernaba el país.

En el mismo libro Cané se refiere extensamente a la participación política de los estudiantes, y a la suya propia como tal que se daba en la lucha ente crudos o autonomistas (los alsinistas) y cocidos o nacionalistas (los mitristas), tal como se refleja en el párrafo que transcribimos en el epígrafe.

Contaba Cané como los estudiantes concurrían a brindar su apoyo a uno u otro bando en la Legislatura que todavía lo era de la Provincia de Buenos Aires, o de como en el marco de esas luchas políticas Cané presenció por primera vez en su vida una "pelea a cuchillo" entre dos gauchos, antecesores de los malevos evocados por el tango.

Esto sucedía 30 años antes de que se crearan los primeros centros de estudiantes universitarios y unos 50 años antes de que se produjera la reforma universitaria, acontecimientos, que, como se sabe comenzaron entre otras cosas a significar el acceso de sectores medios a la educación superior.

Desde entonces y hasta nuestros días la participación política en los Colegios fue moneda corriente, y ni siquiera había sido detenida por los gobiernos represivos y dictatoriales de la década del 30.

¿Cuándo comenzó la participación política de los adolescentes a tener "mala prensa" en el establishment criollo?

Fue un largo proceso, que posiblemente comenzó con aquello de "laica o libre" del año 58 durante la Presidencia de Arturo Frondizi.

Probablemente eso sucedió cuando los que mandaban comenzaban a comprobar que la participación política de los estudiantes estaba dejando de ser un entretenimiento de "niños bien", y que había cuestiones que algunos de ellos se comenzaban a tomar en serio como la necesidad de cambiar el sistema, dejando atrás aquello de ser los furibundos opositores al primer peronismo para pasar a enarbolar aquella consigna de "obreros y estudiantes unidos adelante".

Así hubo una "Noche de los bastones largos", una "Noche de los lápices" después y una oprobiosa propaganda de la dictadura en la que un estudiante abollaba y arrojaba un volante que le alcanzaban al grito de "!Yo vengo a estudiar".

Desde entonces,por un lado como resultado de la represión, y de los desatinos Shubberofistas por le otro (hay que reconocerlo), la política en Colegios Secundarios y Universidades comenzó a ser "mal vista", y las madres de adolescentes de clase media baja en muchos casos comenzaron a optar para sus hijos por los colegios privados que sus flacos bolsillos les permiten no sólo por una cuestión de supuesta calidad en la enseñanza, sino también porque en esos colegios "no hay paros", "ni tomas".

Todo este raconto viene a cuenta de como sorprende a quien está escribiendo estas líneas que diversas voces, aún las que reconocen la legitimidad del reclamo de los chicos de los colegios secundarios de la Ciudad de Buenos Aires para que no dejen becas escolares sin efecto, critican lo "extremo de la medida", y la falta de "institucionalidad" de la protesta.

Olvidan quizás que pocos días antes todos tuvimos la oportunidad de ver como los productores rurales cortaban rutas y arrojaban mercaderia ante el elogio de muchos de los que se horrorizan con las "tomas de colegios".

Se podrá analizar, eso sí, si es un método eficaz, si responde a un estado de conciencia, cuan sentida es la reivindicación que se invoca, o hasta donde persigue un objetivo "político" ( sin que ésto desde ya implique nada peyorativo ni demoníaco).

Se podrá dilucidar cuan representativas son las medidas de fuerza adoptadas también.

Pero todo ello no implica admitir que se utilicen las denuncias por usurpación como medio para levantar las tomas.
Esto de judicializar la protesta adolescente no resuelve nada y genera un problema adicional a aquellos que le dieron origen al reclamo.
Tanto como fantasear que un organismo de derechos humanos, con el concurso de los medios serán los encargados de satisfacer el 100% del reclamo que implica tanto como el no innovar sin debatir si el medio propuesto es el que mejor garantiza el derecho a la educación

En un reportaje en el diario Crítica, el Ministro de Educación porteño informaba que su objetivo es reducir el número de becas estudiantiles para elevar el monto.


El criterio a utilizarse para dicha reducción sería el beneficiar a aquellas familias "verdaderamente vulnerables".


Este es un criterio de pobreza focalizada, que obligaría a una investigación de hecho para determinar conforme a los parámetros que se establezcan quienes encuadran en la clasificación que autoriza a formar parte de los beneficiarios.


Es el criterio de las empresas aseguradoras, como las de seguro médico, que siempre minimizan el riesgo para reducir las hipótesis de exigibilidad.


Tratándose de una situación como la pobreza es un criterio que muchos califican de estigmatizante.


Está demostrado que se puede ser "propietario", hoy en día, sin que ello sea índice de prosperidad, que puede haber familias con ingresos superiores al promedio, pero con un alto nivel de endeudamiento que no se deriva necesariamente de financiar consumos suntuarios, o que el nivel de ingresos que puede parecer importante se relativiza por la situación de precariedad laboral que se atraviesa.

Agrega el Ministro en el mismo reportaje en el que desmiente que haya dicho que no se otorgarían becas a los hijos de padres propietarios , que le realizara el Diario Crítica que:


"Por supuesto que puede haber estudiantes hijos de propietarios en condiciones de recibir la beca. Tenemos en cuenta la alta vulnerabilidad social. Eso incluye, entre otros factores, el nivel de ingresos, si tiene seguro médico o se atiende en hospitales públicos, si tiene parientes discapacitados y si tiene otros beneficios otorgados por el gobierno. "

De todas formas los criterios esbozados obligan a la investigación a la que nos refiriéramos antes.

Habla Narodowski también de la poca representatividad de las tomas,y dice en otra parte del reportaje, otras cosas con las que se puede coincidir si se prescinde del contexto.

Por ejemplo afirma " que no se puede caer en el endiosamiento de la adolescencia", y eso es cierto, habla de los límites a los adolescentes y en eso se puede coincidir.

Se podría debatir ampliamente si las becas sirven, si cumplen su objetivo, si no existen otros remedios alternativos que bien podrían arribar al mismo fin con mayor eficiencia.

Ese debate, es justo reconocerlo, no lo da el movimiento estudiantil, ni la Comunidad Educativa en general.


Sin embargo lo dicho respecto del "endiosamiento de los adolescentes" prescinde del hecho de que en el caso concreto el reclamo es compartido por adultos tales como docentes y padres, o de que como ya dijéramos es tan antigüo como 1865 ( o antes) que los adolescentes argentinos participaran en política (en una sociedad mucho mas jerarquizada que ésta acá y en el mundo, en la que un adulto era un adulto y un menor un menor).

Todo esto se suma a un reclamo edilicio que nunca fue atendido hasta ahora. La situación fue reconocida por el Gobierno de la Ciudad, quien sancionó una norma de emergencia que le permitía contratar directamente para atender la situación.



El Ministro Narodowski no es un neo- liberal grotesco. Banalizarlo sería un error. Que no advierta, haciendo una simple relación costo-beneficio, que se desató un problema importante a partir de una medida impopular y poco significativa desde el punto de vista financiero, resulta sorprendente.

Salvo que el problema financiero sea mas acuciante de lo que parece, lo que involucra por partes iguales al Gobierno Nacional, al de la Provincia, y al de la Ciudad de Buenos Aires, que a su manera, cada cual por su lado "enfrian el presupuesto" contribuyendo así a "enfriar la economía".

De esa forma unos no distribuyen, los otros no invierten ni hacen obras, y ninguno ejecuta.

Volviendo al comienzo de este post, no estaría de mas preguntarnos que fue lo que sucedió con el autor de Juvenilia.

Miguel Cané fue de un adulto un exponente acabado de la Generación 80, de lo que se dio en llamar la "oligarquía".

Es el autor de la ley de residencia, mediante la cual se autorizaba la expulsión de extranjeros que fueran agitadores políticos o sociales, olvidando quizás que el mismo era hijo de un exilio político.

Para Cané existían entonces participaciones políticas que eran virtuosas y otras que no lo eran, tengámoslo en cuenta para no repetir la historia