Siempre se planteaba que la Universidad era una isla. El concepto no era necesariamente peyorativo.
Por ejemplo, se planteaba que durante los años 58 a 66 del siglo pasado la universidad había sido una "isla democrática" en un país lleno de proscripciones. Se decía que esa universidad había sido de un excelente nivel académico en un país que decaía progresivamente.
Se había criticado también su carácter de "isla", por ser mayoritariamente opositora al primer peronismo, o por haber sido pro golpista en el 30, no obstante haber obtenido sus reivindicaciones con el yrigoyenismo mediante la reforma de 1918.
Se había dicho que también era una "isla revolucionaria", porque cuando lo propio no sucedía en el país, en la Universidad ganaban muchos centros de estudiantes agrupaciones afines al Partido Comunista, u ostentaba un notorio poder la JUP en su versión mas radicalizada, en los años 73/74 cuando ni en el pueblo peronista, ni en el pueblo en general sucedía lo mismo.
Contradictoriamente también se decía que la Universidad había mostrado un notorio poder de anticipación en diversos momentos históricos:
Por ejemplo en el año 69 en Córdoba los estudiantes habían acompañado a los obreros en el "Cordobazo" que presagiaba la definitiva caída de la autodenominada "Revolución Argentina", o en 1973 la Universidad de "gorila" devino en Peronista, anticipando lo que sucedería con Cámpora, o en el 83 consagró también el triunfo de Franja Morada, anticipando lo que sucedería en el país.
Pero isla, o no, un diagnóstico solía repetirse respecto de la Universidad.
Se decía:"La UBA siempre fue de un excelente nivel académico.La decadencia la inició Onganía en la fatídica noche de los bastones largos". La consecuencia de ese diagnóstico era que con la restauración de la democracia y del gobierno tripartito la Universidad recuperaría las glorias perdidas. ¿Fue así?
Desde 1983 a la fecha los hechos parecen no corroborar esta tésis.
Se podrá argumentar que la Universidad se ve asediada por una realidad social y educativa que es cada vez peor y que la trasciende,ya que tanto el resto del sistema educativo (educación primaria y media) y la realidad social son determinantes.
Pero la verdad es que a los Ottalaghano,los Rodríguez Varela, o los Lucas Lennon no los sucedieron nuevos Riccieri Frondizi o Hilario Fernández Longh, sino Shuberoff.
Y Shuberoff no signficó en modo alguno la recuperación del espíritu crítico, ni el deasarrollo de la investigación, ni la adopción de una posición determinada frente a la sociedad.
No, Shuberoff significó el prebendarismo, y la politiquería en detrmiento del cogobierno y la democracia.
Durante el largo período de Shuberoff, la Universidad fue un feudo mas del Estado en el que repartir cargos y hacer negocios.
¿Y la educación? Bien gracias, porque como a nadie le preocupa, que los docentes sean ad honorem o casi, porque nadie entiende como el presupuesto Universitario no alcanza para remunerar al personal docente.
En cualquier Universidad del mundo la rama académica de las profesiones y la rama profesional se encuentran separadas, en la Argentina no. La docencia universitaria es o bien un pasatiempo de profesionales con buen pasar, un renglón mas en el currículum de otros profesionales, o un factor de poder para otros.
Pero de poder en el sentido mas ramplón y desnudo del término. Traducido esto significa que si soy decano, rector, luego miembro eminente de un colegio profesional, luego tengo un lugar en la Cámara de Diputados, en la justicia, o en otro lugar, desde ya importante, del aparato del Estado.
Si no, lo que puede suceder es que varios "académicos" integren una secta que se cite mutuamente en sus respectivas publicaciones, y así logren aparte de un mercado cautivo de lectores, en el mejor de los casos , alguna ubicación en alguna fundación privada u organismo internacional.
Mientras tanto la Universidad no forma ni profesionales, ni investigadores. Ni se preocupa por el destino de los que forma, ni como los forma.
Cuando todas las Unviversidades públicas y privadas tienen convenios con universidades del exterior, nadie se explica porqué esa información llega a los alumnos,graduados y hasta docentes en cuentagotas en la UBA.
Tampoco porque existe tan poca, o nula preocupación por la inserción laboral de los egresados.
Todos éstos son rasgos del Shuberoffismo, esa variante de "Vandorismo" universitario, que igual que el menemismo, en tanto cultura política, parece haber contagiado a todos o casi todos, de derecha a izquierda, y que sobrevive al propio Shuberoff.
Sabemos que se está debatiendo quien será el nuevo rector de la UBA. Pero nada de ésto aparece en el debate.
Igual que en los pobres debates electorales nacionales, se apela a aspectos de la biografía de uno u otro candidato, o se cuentan "porotos" en el sentido mas punteril del término.
¿Que proyecto de Universidad para qué proyecto de país? Eso no importa.
A veces hasta sería deseable que la universidad recuperse ese tan denostado carácter insular.
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