jueves, enero 01, 2009

La Revolución Cubana en la Argentina (a 50 años de la Revolución)




Soy argentino, cubano, ...también latinoamericano (Ernesto Che Guevara 1964)




Cuba siempre sorprendió.


Nuestra Revolución Cubana, la de la Argentina fue cambiando de acuerdo al tiempo, pero siempre estuvo muy presente y a eso nos hemos referido en diversos posts.


Aquel 1º de Enero de 1959 reinaba en nuestro país el malentendido respecto de la Revolución Cubana.




Las sirenas de La Prensa sonaban festejando el triunfo de los barbudos, y los "gorilas" en general festejaban alborozados lo que suponían que era el derrocamiento del "Perón del Caribe", o sea Fulgencio Batista.


El peronismo, compartía el malentendido creyendo que en Cuba se había producido otra "Revolución Libertadora", en los cines los jóvenes peronistas silbaban a Fidel Castro cuando aparecía en la pantalla.




Ernesto Guevara era en la fantasía de muchas niñas de sociedad, un jóven de abolengo, buen mozo que se había "jugado" en contra de un tirano similar al que había sido "depuesto".


El Presidente del nuevo Gobierno Cubano Manuel Urrutia daba que pensar que el rumbo era el que esos conservadores suponían.


Cuando Fidel visitó por primera vez la Argentina, Frondizi lo recibía con frialdad (Frondizi todavía quería mostrar ciertos rasgos "antimperialistas" que desmintió en muy corto tiempo), mientras que los gorilas lo vivaban en forma entusiasta. Eso fue en Marzo, a los dos meses de aquel 1º de Enero.


No eran los únicos confundidos.


La opinión pública de Estados Unidos era altamente favorable a los barbudos. Los editoriales del New York Times hablaban de "esos jóvenes idealistas", aunque ya deslizaban algunas sospechas respecto del sesgo comunista de algunos sectores del movimiento.


El malentendido duró poco.


El Che le respondía en una carta a Ernesto Sábato, que la Revolución Cubana no era en modo alguno "libertadora", que mientras que en la primera las "sirveinticas" lloraban de tristeza, en la segunda lo hacían de alegría.


Los acontecimientos se aceleraron, al año la Revolución nacionalizaba la mayor parte de las empresas norteamericanas, poco después declaraba su carácter socialista.




Venía entonces la otra etapa, la de La Meca Revolucionaria. La de la Revolución que había demostrado que Yalta no era indestructible, que en Latinoamérica era posible una revolución, y que eso podía ser desatado por un grupo de muchachos decididos así no perteneciesen a un ortodoxo Partido Comunista.


Desde el vamos, la figura del Che hizo que hubiese argentinos muy próximos a la Revolución.


Primero John William Cooke, harto de los exilios de Perón en tierras de dictadores fascistas como el Santo Domingo de Trujillo, secuestra un avión dominicano de turismo y arriba a Cuba.


Desde entonces se inicia una relación estrecha con el Che, que le permite a este último profundizar en el carácter popular del peronismo, y esperanzarse en la posiblidad de una salida revolucionaria junto a ese movimiento, y a Cooke hacerse cada vez mas marxista y mas clasista.


También estaba allí un periodista fascinado por la figura del Che, Jorge Ricardo Mascetti, que abandona su vida "normal" en el suburbio coqueto de Adrogué para fundar en Cuba Prensa Latina, y llevar a sus amigos también argentinos Rogelio García Lupo y Rodolfo Walsh, y a su amigo colombiano Gabriel García Marquez.


A esa Meca Revolucionaria pregrinarán en los años siguientes muchos argentinos deseosos de imitar el ejemplo cubano.




No era distinto de lo que la Revolución Cubana simbolizaba para otros jóvenes del mundo, que parecían encontrar una alternativa por izquierda a la URSS, pero en el caso argentino la proximidad del Che va dando lugar a que otros argentinos se acerquen allí y conformen lo que luego en los 70 fue la vanguardia armada del proceso de movilización popular que se dió en nuestra tierra a raíz del retorno de Perón.




En aquel entonces la URSS podía ser denostada, pero Cuba, salvo para la derecha mas clásica y gorila, era siempre un ejemplo a ser tomado en cuenta, y gozaba para muchos sectores de ese encanto del que goza todo lo demonizado.




Los 70 concluyen con la Revolción Nicaragüense, un camino distinto al de la Revolución Cubana, pero de indudable inspiración en ésta al menos en sus comienzos.




Cuando la Guerra de Malvinas, también nos quedó claro de qué lado estaba la solidaridad, sin que por ello se aplauda el criminal delirio de Galtieri y sus acólitos.




Cuba a comienzos de los 80 también comenzaba a insinuarse entre nosotros en la forma de la Nueva Trova.




Silvio y Pablo, cuando por primera vez vinieron a la Argentina, ya eran conocidos por la mera difusión de cassettes eternamente reproducidos, y de guitarristas que sacaban sus canciones y sus punteos para reproducirlos en interminables fogones, junto a otras piezas de nuestro rock nacional.




Entonces Fidel pregonaba aquello del No pago de la deuda externa, pero comenzaba la Perestroika, la URSS terminaba cayendo, y finalmente el Sandinismo también caía derrotado en Nicaragua.




En los 90, el famoso 1 a 1 (un peso un dolar), le permitió a muchos argentinos de clase media viajar a la isla y comprobar lo que allí sucedía con sus propios ojos.




Era la dura época del "período especial", la de las "jineteras", la los muchachos que en las calles de La Habana pedían un dolar.




Menem había elegido a Fidel como enemigo para ejercitar su obsecuencia hacia Estados Unidos, Fidel no se daba por enterado.




Allí entonces comenzaba la polémica, ahora sí frente a una Cuba desmistificada.




Pero algo igualmente fascinaba. No había ya leninismo en el mundo, no había ya Unión Soviética, pero esa islita del Caribe se seguía sosteniendo.




Llegó la crisis del 2001 en la Argentina y aquello de los "lambebotas" y de "¿Que no haría nuestra revolución con los recursos con los que la Argentina?". Entonces una vez mas sobrevino la vergüenza




El siglo XXI deparó algunas sorpresas:




Una Latinoamérica distinta y mas independiente, revoluciones de nuevo tipo como las de Ecuador, Venezuela o Bolivia, y Cuba allí sobreviviendo.




Y hoy ¿Que es Cuba para nosotros?




No es la Meca, tampoco lo contrario.




Alguien lo definió bien:




Es el infierno para las clases altas, el purgatorio para las clases medias, y el paraíso para los humildes.




Son los balseros, verdad, la necesidad de mayor pluralismo (pero la presencia de una democracia directa inexistente entre nosotros).




Es el leninismo antigüo, pero también es el lugar en el que gente como Mariela Castro Espin, impulsa que se desande el camino discriminador contra los homosexuales, de la forma en que por ejemplo no se hace en muchos estados de Estados Unidos.




Es un lugar modesto, austero, pero sin hambre. Es un lugar con desigualdades, pero no insultantes, sin indigentes ni millonarios.




Es ese lugar donde faltan muchas cosas, pero no salud ni educación.




Pero es, sobre todo, el lugar que con todos sus errores, permite demostrar que existe la posibilidad de una vida y de valores distintos, y es sobre todo ese lugar donde nunca va a faltar una abrazo, una mano cálida, la solidaridad
















































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