El conflicto de gendarmes y prefectos presenta muchas aristas que pueden dar lugar a muchos equívocos.
Es histórico que aprovechando una u otra reacción de los de mas abajo las clases dominantes aprovechan para jugar su propio partido, por eso hay que saber deslindar el trigo de la cizaña porque suelen estar juntos.
Pero en verdad no existe una frontera entre los campos de trigo y de cizaña.
Todos sabemos el rol que han ocupado las fuerzas de seguridad en nuestra socidad a lo largo de su historia.
Aquel que formaba parte de las fuerzas de seguridad solía tener un origen social en las clases populares, pero su mismo entorno lo consideraba un "ajeno" un "botón" que ahora trabajaba para los podersos.
La creciente pauperización de las sociedades capitalistas, entre ellas nuestra sociedad, ha llevado a un perverso método de control social en el que las víctimas del sistema terminan exterminándose entre sí.
Eso plantea una continua guerra entre los marginales que ingresaron en la policía con los otros marginales que a veces asumen conductas delictivas y otras no y una serie de "zonas intermedias" en las que ambos sectores negocian, de froma espúria y mediando coacción.
Eso vuelve "productivos" a los excluídos para el sistema y para que el negocio funcione es importante que exista ese permanente estado de guerra que eufemísticamente se ha dado en llamar "seguridad"
En este marco, lógicamente, los salarios que suelen percibir los mandos inferiores de las fuerzas de seguridad suelen ser bajos, ya que lo que importa es el "rebusque" y el "rebusque" terminan siendo los contactos mafiosos que implican estrategias de supervivencia en los mandos inferiores y acumulación de fortunas corruptas en mandos superiores.
Es imposible no ver la naturaleza "mixta" de la situación y es por ende erróneo ver el conflicto con un solo ojo.
Es ingenuo no ver el aprovechamiento de la situación por parte de los peores sectores, de los mas reaccionarios de la sociedad.
Era esperable desde todo punto de vista que los medios que se encuentran en conflicto con el gobierno, principalmente el grupo Clarín salgan a darle amplia cobertura al tema.
Es lógico que los peores referentes, los mas fascistas de la socidedad y principalmente los de las Fuerzas armadas y de seguridad cuya ideología y sentido común, a no engañarse, es siempre el mismo a pesar de los 30 años de gobiernos constitucionales no reaparezcan con nuevos bríos.
Desde ya la corporación mediática y los deplorables comentarios de fascistas como Eduardo Feinmann eran mas que esperables.
Feinmann aprovecha para hablar del "maltrato" a a las fuerzas armadas y de seguridad y de la "Comandante Teresa" para referirse a la Ministra Garré utilizando una información mendaz de servicios de inteligencia que ha circulado ampliamente por las redes sociales.
Feinamn se muestra comprensivo con cuerpos armados que toman edificios públicos (y no estamos hablando de cuánto hay de justo o de injusto en el reclamo) y le parece casi un delito de lesa humanidad la toma de colegios por parte de estudiantes secundarios.
Pero mas allá de todo ésto no hay que ser ciego para no analizar la otra parte del reclamo que es la que hace que muchos hasta sientan cierta simpatía por el reclamo.
Los agentes del estado, no sólo los miembros de fuerzas armadas y de seguridad, cobran bajas remuneraciones buena parte de las cuales son no remunerativos.
En el resto de los agentes del estado, los que son civiles, se debe agregar el hecho de su transitoriedad eterna, tema del que ya hemos hablado y que no es menor.
Ambas cosas parecen partir del mismo concepto que hace al sentido común instalado desde los 90 y que bien podría graficarse en latiguillos como los siguientes "a ´éstos le pagamos todos",o, "si están en el estado es porque son los peores, porque otra cosa no pueden hacer", frases que parecen del repertorio del ya fallecido Bernardo Neustadt.
Ciertas élites que se inscriben en lo que se denomina "progresismo" muchas veces parecen enarbolar un discurso alternativo a las opciones mas reaccionarias para compartir puntos de vista mucho mas de lo que parece.
Alguien por allí dijo que los "populismos" son de algún modo "hijos" de la socialdemocracia mientras que los"progresismos" son hijos de los "liberalismos" o mejor dicho de los "liberals" para tomar la expresión de los anglosajones.
Ninguno de los dos son anti capitalistas pero los primeros son redistribucionistas como formas surgidas del estado de bienestar mientras que los segundos apuntan a ensanchar las libertades individuales pero no difieren sustancialmente del conservadurismo en cuanto al proyecto económico social.
En la cuestión de las fuerzas de seguridad el progresismo, como descendiente de la mejor tradición liberal se plantea la necesidad de limitar el poder de policía, desde ese punto de vista, todo estado es estado de policía y las garantías acotan el margen del estado.
En la cuestión de la distribución del ingreso, lo que involucra a los trabajadores estatales, el progresismo no se la plantea como la hace la social democracia o el populismo, lo que a su vez implica necesariamente "mas estado".
Hay modelos como el Sueco que han combinado ambos aspectos, pero desde la caída de la Unión Soviética la socialdemocracia fue girando cada vez mas y aparecieron personas como Blair o Giddens que comenzaron a plantear una "tercera vía".
Ocurre que desde el momento en que se desmontó el estado de bienestar el progresismo fue desplazando al populismo como alternativa al conservadorismo neo liberal.
Entre nosotros, por ejemplo, el "Grupo de los 8" que comenzó cuestionando el giro económico social del gobierno de Ménem terminó restringiendo su cuestionamiento a la "corrupción" por lo que en la forma de FREPASO era lógico que se apoyase el "modelo" pero con algunas pequeñas correcciones y alguien "presentable" al frente, léase De la Rúa.
El "progresismo" entonces invoca la agenda liberal, lo que desde el punto de vista de ciertos sectores anti sistémicos no sería negativo sino insuficiente. Dice Immanuel Wallerstein "ser aún mas democrático que los liberales"
Ahora bien, la agenda progresista, que es liberal en lo político, es asimismo liberal en lo económico, por lo que no es redistributiva.
De allí que el sentido común progresista comparta ese brulote conservador de que los "trabajadores del estado son "ineptos", "indolentes", los "pagamos todos", merecen "ganar poco", "no deben tener estabilidad", etc.
Dicen que Tony Blair dijo algo mas o menos así "que haya mal trabajo, pero que todos tengan trabajo"
Desde la creciente automatización de los 80 y los 90, junto con la simultáneas caída del mundo socialista y del estado de bienestar el capitalismo optó por el pleno empleo (o casi pleno) con baja remuneración, o por el desempleo sin inflación.
En este esquema hay quien ve el trabajo en el estado (en todas sus categorías) como si fuese un "subsidio" o un "favor" y hay visiones "progresistas" que no están excentas de ello.
En este contexto es que la "rebelión" de los gendarmes presenta aristas complejas y contradictorias.
En tanto "trabajadores del estado" a gendarmes y prefectos los comprenden las generales de la ley de ese sector ¿Cuáles son éstas?
Diego Gorgal con quien habitualmente no coincidimos acierta al plantear que "Desde hace tiempo, a falta de política de personal la lógica fiscal se adueñó de la administración de los recursos humanos en el Estado."
Esto, sin embargo lo hace el autor enfocando el asunto a las Fuerzas de Seguridad.
El punto es que tal afirmación no deja de ser cierta y se combina con una absoluta inestabilidad de los empleados públicos con la prolongación de hecho y sinne die de la transitoriedad en las funciones.
En este punto el trabajador público y el agente de seguridad como tal se inscriben en esas concepción según la cual son algo así como "lo mas incompetente de la sociedad" y que "tienen que agradecer tener trabajo" , concepto que es hijo de aquel otro que le confiere veracidad a lo de la "mano invisible del mercado" y la darwiniana "selección natural de los mas aptos", concepto que, insistimos, comparte tanto el liberalismo conservador como el liberalismo "progresista" y está fuertemente instalado en el sentido común colectivo.
Pero hay otra arista que no puede dejar de ser considerada. Elena Highton de Nolasco afirma que no se trata de trabajadores como otros sino de aquellos que poseen armas provistas por el estado.
En este sentido conviene detenerse a fin de no incurrir en una postura ingenua.
Cada sector social posee indudables referencias políticas.
Macri exageraba al atribuir a una "maniobra kirchnerista" el paro de subterráneos, tal filiación política era cierta en algunos dirigentes de la protesta pero no la existencia de circunstancias objetivas que la posibilitaran.
El conflicto de gendarmes y prefectos obedece a causas que detallamos pero el aprovechamiento de sectores de la derecha filo castrense, de la oposición de derecha al gobierno, y la propia filiación ideológica de los uniformados son también indudables.
Al rechazar al apoyo "civil", proferir en cánticos tales como "las fuerzas unidas jamás serán vencidas" o aceptar sí la "solidaridad" de miembros de otros cuerpos armados quienes encabezan el conflicto se alejan de la concepción que considera a los agentes de seguridad como "civiles armados" y adscribe a todos los criterios que los acercan a estructuras militarizadas.
Como se ve el trigo y la cizaña vienen juntos y esto provoca muchos equívocos.
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